miércoles, 12 de febrero de 2014

Anhelada primavera

Miro a través de la ventana y veo sus ramas secas, desnudas. El viento se desliza a través de ellas y se vuelven de cristal. Los pajarillos ya no se posan sobre sus brazos de madera, sienten frío, y él, él se llena de tristeza. Anhela la primavera y su aroma, el alegre cantar de los ruiseñores, la magia oculta de los campos y la colorida belleza de las mariposas al adornar el cielo con sus alas. Pero es invierno y solo sus recuerdos pueden transportarle hacia tan deseada estación.



domingo, 9 de febrero de 2014

Un día más..

¿Qué es un amanecer sin sol sino un día sin comienzo? Miro hacia arriba e intento traspasar las nubes con la mirada para encontrarme con la más bella fuente de luz para que ilumine este día gris. Hoy lo necesito. Necesito ver su brillo reflejado en las hojas de los árboles, necesito sentir sus cálidas caricias en mi rostro, abrazando mi piel. Pero no. Estas nubes grises lo tienen atrapado, secuestrado. Intenta salir, pero no puede. Y llora. Llora el triste sol y empapa las calles, llena de lágrimas los tejados y las nubes se deshacen porque se han vuelto de algodón. 

Por fin. Ya lo veo.

Toda la ciudad resplandece bajo su luz y los pajarillos celebran la llegada del arcoíris. Sus colores se deslizan por el cielo y contemplan su belleza reflejada en los charcos que aún descansan sobre el húmedo asfalto. Yo admiro su colorida magia arqueada e intento atraparla con mis manos pero es inalcanzable, así que simplemente disfruto de este magnífico espectáculo. 

Llega la noche. Me despido del sol. El cielo se empapa de un azul oscuro y opaco, un manto blanco de estrellas acompañan a la luna en una noche larga y yo, yo me voy a dormir.


sábado, 1 de febrero de 2014

Le passé, la vie.

Dicen que el tiempo no existe, que nada pasa, sin embargo más de mil son los días que he vivido y ese mismo tiempo descansa ahora perdido en un pasado inalcanzable. La fugacidad nos abraza, roba nuestras horas, las acorta y diluye en el olvido. Intento buscarlas, mas sin beneficio alguno salgo parada.

 No podemos vivir en el ayer, mirando atrás, puede ser peligroso, hay recuerdos que nos amenazan, nos atrapan con cadenas de hierro y no nos dejan salir del fondo de un mar oscuro y frío. Esas horas perdidas ya no son nada, ni siquiera un suave soplo de viento, pues el pasado las hizo suyas.

Somos lo que hemos vivido, pero no podemos alimentarnos únicamente de recuerdos. Hemos de mirar hacia delante, hacia ese cielo pintado de esperanza que nos regala nuevas horas, nuevas sonrisas, nueva vida.